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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Roberto Rodríguez "El Vaquerito"

Roberto Rodríguez "El Vaquerito"
Sancti Spiritus, 7 junio 1935 - Santa Clara,30 diciembre 1958

Así escribió Enrique Acevedo acerca de Roberto Rodríguez Fernández, El Vaquerito, en las páginas del libro Descamisado. Su pérdida temprana, a pocas horas del triunfo rebelde, conmocionó a la tropa y especialmente al Comandante Guevara, quien también dejó su testimonio de aquel momento:

«Recuerdo que tenía el dolor de comunicar al pueblo de Cuba la muerte del Capitán Roberto Rodríguez, "El Vaquerito", pequeño de estatura y de edad, jefe del Pelotón Suicida, quien jugó con la muerte una y mil veces en lucha por la libertad.»

Cuentan que cuando llegó a la Sierra Maestra, para incorporarse al grupo guerrillero, andaba descalzo. Entonces, Celia Sánchez le prestó un par de calzado que le sobraba. «Con los nuevos zapatos y un gran sombrero de guajiro, parecía un vaquero mexicano y de allí nació el nombre de El Vaquerito, diría más tarde el Che.

Subió a las montañas para combatir la dictadura porque conocía bien las injusticias del sistema. Siendo apenas un niño trabajó como estibador, repartidor de leche, ayudante de tipografía, entre otros oficios que le reportaban escasas ganancias.

Su buen carácter, sus ocurrencias e imaginación impresionaron enseguida a los demás combatientes, a los que impregnaba optimismo y destreza durante los combates. En el libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria, el Guerrillero Heroico valoró sus cualidades:

«El Vaquerito demostraba que la realidad y la fantasía para él no tenían fronteras determinadas y los mismos hechos que su mente ágil inventaba, los realizaba en el campo de combate; su arrojo extremo se había convertido en tema de leyenda cuando llegó el final de toda aquella epopeya que él no pudo ver.


Ya en Las Villas asumió la dirección del Pelotón Suicida, un grupo temerario que lanzaba todas sus energías contra el enemigo, sin dejar de ser un ejemplo de moral revolucionaria. A él solamente ingresaban voluntarios escogidos, pero todos querían formar parte de él.

La toma de Fomento, Cabaiguán, Placetas, Remedios y Caibarién engrandecieron la figura del emblemático capitán, quien al llegar a la capital provincial recibió la orden de atacar la Jefatura de Policía, donde cayó mortalmente herido.

El Che ordenó que su cadáver fuera velado en Placetas. Allí, el pueblo liberado unos días antes, le rindió homenaje pese al constante hostigamiento de las avionetas enemigas.

A 52 años de aquellos hechos retorna El Vaquerito a Santa Clara. Regresa para seguir librando nuevas batallas, junto a sus hermanos de la Columna 8 Ciro Redondo y bajo la guía inclaudicable del Che.

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